sábado, 4 de julio de 2015

Los Hijos de Dios en la Noche de los Tiempos



Los Hijos de Dios en la Noche de los Tiempos
Existen instituciones que se dedican a la promoción de la familia y a la defensa de la vida desde la concepción. Su sola presencia -y ella no es superflua- muestra que estamos en tiempos extraños... Quienes integran estas instituciones, y esto es solo un ejemplo, muchas veces deben “nadar entre cocodrilos” ya que a veces deben ir a lugares que tienen una mentalidad verdaderamente hostil a lo que ellos defienden y aún a ellos mismos.
Dice un amigo que la actividad de esta gente le recuerda ciertas misiones llevadas a cabo por soldados de Gondor (reino de “El Señor de los Anillos”, figura de la Cristiandad o tal vez incluso de la Iglesia), estas misiones eran solo pequeñas  incursiones en tierras sometidas por el Señor Oscuro pero que en realidad pertenecían a Gondor. En esos tiempos Gondor no estaba en condiciones de reconquistar esas tierras, pero por lo menos era como decirle al enemigo “Ten presente que estas tierras no te pertenecen”.
Quien lea el libro “El Señor de los Anillos” podrá encontrar allí nobleza, santidad incluso, y tal vez comience a ver la realidad con una profundidad teológica que acaso antes no había alcanzado. Podrá suceder también que cuando cierre el libro y vuelva a lo cotidiano se encuentre como un extraño en su propia tierra porque la gente que lo rodea no sospecha esa realidad profunda, y sienta, además, anhelos de que también ellos pudieran descubrir lo que él ha visto.
En la novela “Ben Hur” hay un relato libre sobre Melchor, Gaspar y Baltasar y deja ver en ellos esa sensación de “extraños en sus propias tierras”, de las cuales salieron para encontrar al Niño Dios.
Ben Hur es, en esta novela, un muchacho de una importante familia judía en tiempos de Cristo y, como judío que era, esperaba al Mesías y esperaba también que su gente se libere de la opresión de los romanos.
El pueblo judío tenía profecías que hablaban del Mesías triunfante y otras que lo mostraban sufriente, y muchos (no todos) interpretaron la Escritura de acuerdo a sus impaciencias personales: entonces dieron sentido literal a las profecías que hablaban del triunfo del Mesías y sentido alegórico a las que hablaban de su sufrimiento. Para ellos la Cruz fue un escándalo (cf. I Co 1, 23), pero ni una letra de la Sagrada Escritura dejará de cumplirse y el Mesías triunfante será Cristo mismo en su Segunda Venida.
La historia de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, refleja la vida de Cristo: Jesús nace y sufre la persecución de Herodes, y tenemos en los Santos Inocentes los primeros mártires, así la Iglesia nace y sufre la persecución en  los siglos iniciales de su historia y son mártires muchos de aquellos cristianos. En un momento a Cristo lo sigue mucha gente y su presencia ilumina la sociedad, así en tiempos de la Cristiandad hay un poder espiritual cristiano en el Papa, obispos y sacerdotes, y, además, reyes y príncipes, autoridades en lo temporal, también cristianos, incluso santos, San Luis, rey de Francia, por ejemplo. Pero en la vida de Cristo llega la hora de las tinieblas, el misterio de la iniquidad que estaba latente irrumpe y lo lleva a Su Pasión y a Su Muerte, aceptadas libremente por Él; así, la llamada Reforma, en lo espiritual, y la Revolución Francesa, en lo temporal, acaso muestren esa irrupción en la historia de la Iglesia. Pero luego de la muerte de Cristo está la Resurrección y la Ascensión. Y así será en su Cuerpo Místico.
¿Podemos escandalizarnos, entonces, por lo que hoy sucede? Cristo mismo nos previno, y como a los apóstoles nos dice “Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.” (Jn.16, 4) “Os he dicho esto para que no os escandalicéis.” (Jn.16, 1)
Dice Tolkien que como un papá les cuenta una historia a sus hijos, Dios, como papá nuestro que es, nos cuenta una Historia, pero como no es un papá humano sino que es Dios Todopoderoso, a esa historia nos la cuenta con la Realidad misma.
Solo Dios puede hacer una historia en la cual cada uno de los seres humanos de todos los tiempos sea un actor de suma importancia, aquí no hay “extras” cada uno tiene un destino eterno.
Debemos, pues, con todas las ganas trabajar para conservar lo que de bueno, verdadero y bello queda en el mundo y, mientras tanto, luchar para no dormirnos. “Velad y orad” (Mc 14, 38) nos dice Jesús también a nosotros, como a los apóstoles en el huerto de los olivos. Y, además, con una serena alegría en el corazón, ya que conocemos el final de la Historia.
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: “Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero.”  Pero en todo esto salimos vencedores gracias a Aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8, 35-39)

Obra escrita para coro y orquesta, basada en textos de "El Señor de los Anillos" (J. R. R. Tolkien), de Ben Hur (Lewis Wallace) y de las Sagradas Escrituras. Canta: Coro de la Facultad de Ciencias Económicas (UNER), director: Eduardo Retamar. Composición: Raúl Squilache. 


Los Hijos De Dios En La Noche De Los Tiempos
Vidimus stellam eius in Oriente, et venimus adorare Dominum(1)
Dominus dábit benignitatem, et térra nóstra dábit frúctum suum(2) 
En el año 747 de la Fundación de Roma unos sabios del Oriente dejaron sus tierras para seguir una luz que brillaba en el cielo, había en ella un amor paternal que los guiaba. Ellos seguían la luz con el corazón ardiente de gozo, pero también una pena los acompañaba porque en sus pueblos ese amor no era manifiestamente conocido, ni esperado, ni buscado...(3)
Eran tiempos en que las ciudades paganas temían más a Roma que a sus dioses, e Israel, el Pueblo de Dios, vivía momentos difíciles para su Fe.
Después de cientos de años, los hombres despreciarán la historia tomándola como una leyenda...
Pero la misma historia es vuelta a vivir por otros hombres. 
Son hechos reales, símbolos de otros hechos reales. 
Son los trazos del mismo Autor en diferentes partes de su Obra.
Porque habrá un tiempo en que la Fe parecerá haberse apagado sobre la faz de la tierra. La iniquidad aumentará y se hará difícil la convivencia entre los hombres(4). Mantener la fe significará un arduo combate. Los Hijos de Dios serán extraños en sus propias tierras, porque todo parecerá haber caído bajo el poder del gran mentiroso, sin embargo, con la ayuda de la Gracia, mientras les sean posibles algunas incursiones en los terrenos sometidos, les recordarán a los hombres de buena voluntad que estas tierras no pertenecen al malvado usurpador(5) y que están esperando el retorno de su Rey...

Cuentan las profecías habrá un tiempo
en que los hombres no creerán(6),
y el Pueblo de Dios
ya no podrá vivir sin luchar por su Fe

Pero un tiempo de Paz llegará
y toda lágrima Dios secará(7) a sus Hijos
y prometió
"Para el vencedor Yo seré Dios para él
y él un hijo para Mí"(8)

Sueños de unidad
Ansias de verdad
Sueños de bondad
Nostalgias de libertad
Y aún en la noche oscura
la Luz llegará, y la Paz
de Aquél que vendrá


[Estos campos no son del vil usurpador,
aunque parezca reinar,
no sobre aquellos que amamos a Nuestro Señor
Mientras vivamos queremos estar]
[¡Oh! Señor escúchanos
de nosotros ten piedad
Madre nuestra de bondad
a tus hijos guíalos a estar]


vistiendo justicia y escudo de Fe,
alzando en la voz la Palabra de Dios,(9)
amor de Dios, para aquel que quiera escuchar


Un tiempo de Paz llegará
y toda lágrima Dios secará a sus Hijos
Dichoso aquél que sepa esperar(10) al Señor
Ánimo no temáis(11)
Un tiempo de Paz llegará
y toda lágrima Dios secará a sus Hijos
y prometió
"Para el vencedor Yo seré Dios para él
y él un hijo para Mí"

1 Mt. 2,2 
2 Salmo 84,13 
3 Cf. Ben Hur, Lewis Wallace, Cap. I al V 
4 Mt. 24,12 
5 Cf. El Señor de los Anillos J. R. R. Tolkien, palabras de Damrod y Mablung (soldados de Gondor) a Frodo y Sam, Libro 4, Capítulo 4 
6 Cf. Lc. 18,8 
7 Cf. Ap. 7,17 Ap. 21,4 
8 Ap. 21,7 
9 Cf. Ef. 6,13-19 
10 Dn. 12,12 
11 Is. 35,4 2 Cr. 32,7 Cf. 2 Cr. 20,15 Cf. Ex. 14,13

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