La cantidad de nombres con que se ha hecho -y se hará-
alusión a esta fecha es, por lo menos, notable: “Día de la Raza”, “Día de la
Hispanidad”, “Día del Descubrimiento de América”, “Día del Respeto por la
Diversidad Cultural”… no sería extraño que alguien propusiera llamarlo “Día de
Colón” en homenaje al navegante, en tal caso no faltará el que exija que se
cambie el nombre -para evitar toda clase de lamentables divisiones- por “Día de
Colón… y de Unión” (*)
Ciertamente, detrás de cada nombre dado hay una concepción
distinta, un punto de vista diferente sobre el mismo hecho, lo que ocasiona
numerosas discusiones entre mucha gente. Hay otros, más prácticos y eficientes,
que miran todo esto con una sonrisita condescendiente, porque lo ven como
cuestiones menores, asuntos de poca importancia, y que sin embargo consideran
muy seriamente los enormes beneficios que estos feriados proporcionan a la
industria del turismo.
En estos tiempos, en que las personas tenidas por razonables
son las que se dedican a prosperar, no es una mala noticia el hecho de que haya
gente que sea capaz de manifestar una idea, y que esa idea no tenga como
objetivo el propio beneficio económico.
Pero para el ejercicio del pensamiento no basta una idea,
sino que hay que seguir el razonamiento hasta el final y ver qué pasa con esa
idea, en qué termina.
Una persona en lo alto de un edificio puede tener la
brillante idea de echarse a volar, pero si no se detiene a desarrollar la idea
y considerar, por ejemplo, la escasa probabilidad de éxito en usar los brazos
como alas, la simpática idea terminará en la forma más espantosa.
Hay algunos que, en estos días, manifiestan una idea, y ella
consiste en protestar contra el 12 de Octubre, preferirían que España no
hubiese conquistado América.
Bien ¿qué debería haber hecho España?
España podría haber previsto que, en el futuro, unos
desdichados iban a inventar unas máquinas perversas que, además de generar
desocupación, contaminarían el planeta y permitirían un consumo exagerado e
innecesario, y debería haber dejado, entonces, que estas tierras quedaran como
patrimonio de la humanidad y como pulmón del planeta, no para ese momento,
claro está, ya que la atmósfera era diáfana, sino para los turbios siglos XX y
XXI…
Es bastante probable que si España, influida por luminarias
del siglo XXI, hubiese sido capaz en los siglos XV y XVI de tan extraño
altruismo, otra potencia de la época, como Inglaterra, por ejemplo, libre de la
intromisión de los jueces actuales, no habría tenido el menor inconveniente en
seguir con el curso natural de los acontecimientos, y habría continuado su
propia conquista rumbo al sur.
Claro está, Inglaterra podría haber seguido, pero no a la
manera española sino a la manera inglesa. La actual diversidad de razas en toda
Hispanoamérica es en gran parte testigo del trato distinto que España dio a
estas tierras, ciertamente no todo fue color de rosa, pero de ninguna manera
fue todo color negro.
Quiero decir a toda la noble gente que es capaz de poner su
corazón en una causa, y que en este caso, lamentablemente, es contra la
Hispanidad, que si aquella España no hubiera conquistado estas tierras, nada de
lo que ellos mismos aman existiría, los ritmos folklóricos, los cantores
populares, toda la riqueza cultural de los países de Sudamérica, y también
muchísimos descendientes de aquellos nativos… nada sería igual.
Nada de lo que aquí y ahora conocemos y amamos existiría,
nuestro barrio, nuestros amigos, nuestras palabras (vamos, hablamos en
español), ni nosotros mismos…
Por eso la Fiesta tiene que ver con la gratitud.
Y la fe que llegó desde Europa hasta América no es sino la
mayor de las riquezas recibidas. La fe atravesó como una antorcha encendida no
solo el océano sino todos los siglos desde el amanecer del tiempo. Ahora es el
momento en que nos toca mantenerla encendida en nuestros corazones. Para
nosotros y para quienes nos rodean.
(*) Unión y Colón son dos equipos de fútbol rivales, uno de los "clásicos" del fútbol argentino, ambos de la ciudad de Santa Fe.
(*) Unión y Colón son dos equipos de fútbol rivales, uno de los "clásicos" del fútbol argentino, ambos de la ciudad de Santa Fe.
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