sábado, 23 de diciembre de 2017

Más allá del tiempo y del lugar

¿A quién pertenece una obra artística? ¿Al autor? ¿A quien la ha inspirado? ¿A quien la tiene en su poder, ya sea porque le ha sido donada o porque ha pagado por ella?
Por supuesto que no estoy hablando cuestiones comerciales, de regalías y esa clase de menudencias… Claro que si una persona gana dinero con algo que no le pertenece no se trataría de menudencias sino de un acto delictivo… Pero de lo que estoy hablando es de la existencia misma de la obra.

Pequeña flor


Escrita y grabada hace más de diez años, no se hizo con el objeto de ser difundida, así que es completamente desconocida, a excepción, obviamente, de unas muy pocas personas. El mundo ha seguido dando vueltas ignorando su existencia, y lo seguirá haciendo, quién lo duda, pero, por lo menos, aquí está la dichosa canción, por si alguien pasa y le interesa, tal vez resulta de algún provecho.
¿Una canción ingenua? Podría pensarse. De hecho lo pensé ahora, doce años después de haberla escrito. Pero no, no lo es. Es una canción simple pero no es ingenua. No hay una idealización, no hay un otorgar a la amada caracteres angélicos o divinos, no es considerada el sol, sino solo un reflejo, también ella es vista como alguien que está a merced de los peligros de la oscuridad o de la fragilidad, como lo estamos todos.
–Sí, pero, a ver, dice “soy un náufrago en el mar de oscuridad”, “ayúdame a llegar”. En realidad ambos son náufragos, los dos deben ayudarse a llegar…
–Concedido. Pero muestra un aspecto, visto, obviamente, desde quien escribe, y que, además, es verdad, la amada es vista como un signo, como algo que puede guiar, ella es vista como un vestigio de algo maravilloso y eterno, pero como puede dejar de serlo, le pide “no te canses nunca de alumbrar”. De todas maneras, no pueden abarcarse todos los aspectos... se trata de una canción, flaco, qué querés…  

Dulces sueños



Al igual que la anterior, no fue grabada para ser difundida, pero aquí está ahora para quien le interese.
Compuesta a partir de la tradicional “Oh, María, Madre mía” que muchas madres y abuelas deben de haber usado como canción de cuna no solo por sus características musicales sino, y sobre todo, porque tal vez fuera una buena forma de acunar a sus hijos y, a la vez, de rezar por ellos.

jueves, 12 de octubre de 2017

12 de Octubre, Día de...

La cantidad de nombres con que se ha hecho -y se hará- alusión a esta fecha es, por lo menos, notable: “Día de la Raza”, “Día de la Hispanidad”, “Día del Descubrimiento de América”, “Día del Respeto por la Diversidad Cultural”… no sería extraño que alguien propusiera llamarlo “Día de Colón” en homenaje al navegante, en tal caso no faltará el que exija que se cambie el nombre -para evitar toda clase de lamentables divisiones- por “Día de Colón… y de Unión” (*)
Ciertamente, detrás de cada nombre dado hay una concepción distinta, un punto de vista diferente sobre el mismo hecho, lo que ocasiona numerosas discusiones entre mucha gente. Hay otros, más prácticos y eficientes, que miran todo esto con una sonrisita condescendiente, porque lo ven como cuestiones menores, asuntos de poca importancia, y que sin embargo consideran muy seriamente los enormes beneficios que estos feriados proporcionan a la industria del turismo. 
En estos tiempos, en que las personas tenidas por razonables son las que se dedican a prosperar, no es una mala noticia el hecho de que haya gente que sea capaz de manifestar una idea, y que esa idea no tenga como objetivo el propio beneficio económico.
Pero para el ejercicio del pensamiento no basta una idea, sino que hay que seguir el razonamiento hasta el final y ver qué pasa con esa idea, en qué termina.
Una persona en lo alto de un edificio puede tener la brillante idea de echarse a volar, pero si no se detiene a desarrollar la idea y considerar, por ejemplo, la escasa probabilidad de éxito en usar los brazos como alas, la simpática idea terminará en la forma más espantosa.
Hay algunos que, en estos días, manifiestan una idea, y ella consiste en protestar contra el 12 de Octubre, preferirían que España no hubiese conquistado América.
Bien ¿qué debería haber hecho España? 
España podría haber previsto que, en el futuro, unos desdichados iban a inventar unas máquinas perversas que, además de generar desocupación, contaminarían el planeta y permitirían un consumo exagerado e innecesario, y debería haber dejado, entonces, que estas tierras quedaran como patrimonio de la humanidad y como pulmón del planeta, no para ese momento, claro está, ya que la atmósfera era diáfana, sino para los turbios siglos XX y XXI…
Es bastante probable que si España, influida por luminarias del siglo XXI, hubiese sido capaz en los siglos XV y XVI de tan extraño altruismo, otra potencia de la época, como Inglaterra, por ejemplo, libre de la intromisión de los jueces actuales, no habría tenido el menor inconveniente en seguir con el curso natural de los acontecimientos, y habría continuado su propia conquista rumbo al sur.
Claro está, Inglaterra podría haber seguido, pero no a la manera española sino a la manera inglesa. La actual diversidad de razas en toda Hispanoamérica es en gran parte testigo del trato distinto que España dio a estas tierras, ciertamente no todo fue color de rosa, pero de ninguna manera fue todo color negro.
Quiero decir a toda la noble gente que es capaz de poner su corazón en una causa, y que en este caso, lamentablemente, es contra la Hispanidad, que si aquella España no hubiera conquistado estas tierras, nada de lo que ellos mismos aman existiría, los ritmos folklóricos, los cantores populares, toda la riqueza cultural de los países de Sudamérica, y también muchísimos descendientes de aquellos nativos… nada sería igual.
Nada de lo que aquí y ahora conocemos y amamos existiría, nuestro barrio, nuestros amigos, nuestras palabras (vamos, hablamos en español), ni nosotros mismos…
Por eso la Fiesta tiene que ver con la gratitud.
Y la fe que llegó desde Europa hasta América no es sino la mayor de las riquezas recibidas. La fe atravesó como una antorcha encendida no solo el océano sino todos los siglos desde el amanecer del tiempo. Ahora es el momento en que nos toca mantenerla encendida en nuestros corazones. Para nosotros y para quienes nos rodean.
(*) Unión y Colón son dos equipos de fútbol rivales, uno de los "clásicos" del fútbol argentino, ambos de la ciudad de Santa Fe.