martes, 27 de agosto de 2019

El amor y la asesoría pedagógica.

(29/08/19 Edición 2)
Una buena manera de pensar la educación es entenderla como una obra de amor. Los que educan lo saben. Y los que se dedican a la tarea de asesoría pedagógica harían bien en tenerlo también presente.
Es deseable que quien eduque sea siempre alguien que ame aquello que está enseñando y que, a su vez, ame a aquellos a quienes está enseñando. Las razones de esto son bastante obvias, pues cuanto más ame el que enseña aquello que enseña, con mayor precisión y delicadeza tratará los conocimientos que comparta y cuanto más ame a quienes enseña, mejor ha de tratarlos y más paciencia y piedad les tendrá cuando no valoren o no comprendan aquello que les está ofreciendo.
De alguna manera es como un enamorado que trata de llegar al corazón de la amada ofreciéndole su propio corazón. Quien en verdad ama no solo no es ciego sino que ve con mayor claridad y comprende mejor. Quien en verdad ama no desprecia el consejo sabio. El amor lleva a la sabiduría y la sabiduría al amor.
El muchacho que está seriamente interesado en una chica encontrará la forma de llegar a ella. Si ella trabaja en una tienda de ropa de mujer, donde él no tiene ningún motivo para ingresar, él entrará y simulará estar interesado en comprar un regalo para su madre, o entrará para ofrecer una rifa de los bomberos voluntarios o entrará para hacer una encuesta, pero va a encontrar la manera de entablar un diálogo con ella.
Si en esos días el muchacho en cuestión se halla leyendo una revista, en la sala de espera del dentista o del peluquero, y se encuentra con un artículo que explica cómo conquistar una chica, difícilmente podrá resistirse a leerlo, porque, es muy probable, estaría pensando alguna estrategia y no le vendría mal alguna sugerencia. Pero, en el fondo, sabe que cualquier cosa que diga o haga resultará una estupidez si él mismo no le es agradable a la chica, y, al revés, cualquier cosa que diga o haga resultará bien recibida si él mismo le es agradable a la chica.
Así que las sugerencias serán vistas como eventuales recursos y sería un tonto si las rechaza de plano. Pero cuando la revista de la peluquería empieza a dar lecciones sobre qué es el amor según las últimas tendencias y, además, augura éxitos en lo que resta del año a la gente de piscis, el joven en cuestión deberá pasar raudamente a las secciones deportivas o humorísticas a efectos de no perder la senda de la sabiduría o bien para, al menos, no perder la paciencia.